Los maestros se encuentran con frecuencia con niños distraídos o inquietos. Son niños que pueden suspender una o varias asignaturas por falta de atención.

La atención depende de la maduración cerebral, en el control de conductas y de impulsos. Suele darse alrededor de los seis años, aunque lógicamente cada niño es un mundo. Otro factor importante es el carácter de cada uno. Hay personas más distraídas que otras.

Con la intención de favorecer la atención de los niños en clase es importante tomar una serie de medidas:

-Asignarle un sitio en la parte delantera de la clase, con un compañero poco hablador, pero nunca sentarlo solo. Los niños que se sienten apartados físicamente del grupo suelen tomárselo como un castigo, con lo cual le haríamos más daño que otra cosa.

El profesor debe modular la voz, dar ritmo, para evitar las distracciones. Es muy importante dar clases dinámicas y participativas.

Los alumnos distraídos no suelen terminar los deberes en clase por lo que los padres deben ayudar a motivar al niño a responsabilizase de sus tareas.

Los deberes son del niño. El papel de los padres es el de explicarle aquello que no comprenda, no el de darle la solución.

Es muy importante fijar unos horarios para el estudio y realización de tareas. Tendrá los libros, cuadernos, lápices… a mano,  evitando de ese  modo que se le

vante con el pretexto de ir buscarlo. El lugar de estudio será tranquilo, sin ruidos, juguetes, televisión o cualquier otro estímulo que pueda distraerlo.

– Hay  actividades que ayudan  desarrollar la atención. Los libros de pasatiempos son geniales: las sopas de letras, las búsquedas de diferencias… Hay libros de pasatiempos para todas las edades y realmente funcionan.

Y por supuesto, los cuentos.

Prestar atención al siguiente vídeo. Una maestra de Medellín (Colombia) nos cuenta su experiencia con la Cuentoterapia.

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