Cuando un niño nace presenta unas características físicas que le diferencian de los demás: color de la piel, de los ojos, del cabello…, pero quién determina su personalidad son las emociones. Los bebés lloran, ríen o rechazan un determinado alimento. Los niños sienten emociones. 

Las emociones básicas de los niños son: Alegría, Tristeza, Ira, Miedo y Asco.

 ¿Por qué son necesarias todas estas emociones?

Alegría: Todos queremos que los niños se sientan felices . Pero debemos entender que eso es imposible. La felicidad está formada por grandes momentos de alegría y pequeños instantes de ira, miedo, tristeza y asco. 

 Tristeza: La tristeza a menudo nos hace reflexionar y ahondar más en nuestros sentimientos. ¿Por qué nos sentimos tristes? ¿Qué podemos hacer para evitarlo? Pero la tristeza también puede llevar al niño a perder ilusión y llevarle a estados depresivos. Siempre, tras un momento de tristeza, debemos intentar que vuelva a aparecer la alegría.

Cuando nos sentimos tristes tendemos a pensar que la vida es injusta, pero la realidad es que sólo es una perspectiva. La felicidad es un camino, no exento de momentos tristes.

¿Qué enseña la tristeza a los niños?

1. Si existe la tristeza también existe la felicidad.

2. La decepción y el sufrimiento son temporales y pueden ayudarnos a aprender y a crecer.

3. Aprenderán a comprender las sensaciones de uno mismo y de los demás.

4. Aprenderán a tolerar la desilusión, la frustración, el fracaso o la injusticia.

5.- A veces se gana y otras se pierde.

6. Los demás también se ponen tristes.

7. La tristeza nos ayuda a buscar soluciones que nos ayuden a estar mejor.

 

Ira:  De la ira también se aprende. Es normal que aparezca Ira en un niño cuando alguien le pega, o cuando abusan de él. En ese momento la Ira pone en marcha un mecanismo para pensar cómo defenderse ante todo eso que le provoca enfado. 

Miedo:  Si un niño no tuviera miedo de nada, pondría su vida en peligro constantemente. El niño tiene miedo a la oscuridad, a caerse, pero también tiene miedo a no ser capaz de lograr lo que se propone. El miedo hace que el niño se marque retos y que luche por superarlos.  Pero el miedo también le puede bloquear e incluso, conducir al pánico. Es el máximo nivel de alerta de nuestro cuerpo: si enseñamos a nuestro hijo a utilizar el miedo para crecer, será un arma poderosa para él.

Asco: El asco ayuda a elegir, a aprender a decir No. Ayuda al niño a formar su personalidad: ‘quiero esto porque esto otro no me gusta’. Si no existiera el asco, el niño sería tan conformista que no sería capaz de tomar decisiones importantes en su vida.

 Educar a los niños es una tarea mucho más compleja que enseñarles a contar,  leer o escribir. La parte más importante de la educación tiene que ver con las emociones. Para que los niños puedan expresar lo que sienten resulta imprescindible que comprendan qué les pasa. 

Debemos enseñar a los niños a aceptar las emociones como algo natural. Ninguna emoción debe reprimirse,  tendría consecuencias negativas para el niño: mal comportamiento, frustración…

Siéntate con tu hijo y habla con él. Intenta explicarle qué siente y por qué lo siente. ¿Está enfadado? ¿Tiene miedo? ¿Está triste? Haz que se plantee todas estas preguntas y sobre todo, haz que entienda que ninguna de estas emociones es mala. Todas, absolutamente todas, son necesarias para desarrollar su personalidad. 

Para esta compleja tarea contamos con una maravillosa herramienta: los cuentos. Nada mejor que un cuento para explicarles de forma sencilla y amena, la rabia, el orgullo, los celos, la frustración, la inseguridad o el desamparo.